Un escándalo sin precedentes ha sacudido a RTVE tras la polémica actuación de Melody en Eurovisión 2025, donde España quedó relegada a la 24ª posición, mientras que Austria se coronó como ganadora. La controversia estalló cuando los comentaristas de la cadena pública decidieron introducir un mensaje político durante la segunda semifinal, relacionado con el conflicto de Israel y Palestina. Esta decisión ha generado un torrente de críticas, al considerar que RTVE ha cruzado una línea que debería mantenerse apolítica.
José Pablo, uno de los comentaristas, mostró un cartel instando a la paz en la región, lo que provocó la indignación de muchos. A pesar de que la opinión personal es un derecho, se cuestiona si este tipo de posicionamiento es apropiado en un evento que debería centrarse exclusivamente en la música. La tensión se intensificó cuando se observó un patrón inusual en las votaciones: España, que inicialmente se encontraba en una buena posición, fue súbitamente ignorada en las votaciones finales, recibiendo solo 10 puntos.
Este giro inesperado ha llevado a la especulación sobre un posible boicot de otros países, inquietud que podría haber sido provocada por la postura política de RTVE. La televisión pública, que debería representar a todos los españoles, ha sido acusada de favorecer un bando en un conflicto complejo, lo que desata un debate candente sobre su rol y responsabilidad.
Melody, que ha expresado su descontento con la situación, podría estar lista para hablar en contra de esta controversia, generando aún más atención sobre el escándalo. La presión crece y la comunidad eurovisiva está atenta a las repercusiones que este escándalo traerá tanto para RTVE como para la representación de España en futuros certámenes. La pregunta que queda es: ¿ha llegado el momento de separar la música de la política?