Un forense ha destapado el mayor error de Erika en el caso de Valeria Márquez, un giro impactante que podría incriminarla. En un análisis contundente, el experto cuestiona la reacción de Erika tras el asesinato de su jefa, sugiriendo que su comportamiento no es el de alguien en estado de shock, como argumenta su abogada. En menos de diez segundos, Erika decide cortar una transmisión en vivo, un acto que plantea serias dudas sobre su implicación en el crimen.
La frialdad de Erika resulta desconcertante. ¿Cómo puede alguien que acaba de presenciar un asesinato actuar con tanta calma? La decisión de detener la transmisión parece más un intento de protegerse que una reacción natural al horror. Este hecho ha llevado a especulaciones sobre si estaba al tanto de lo que iba a suceder. Según el forense, su comportamiento es antinatural y podría interpretarse como un indicio de complicidad.
Además, el forense plantea preguntas cruciales sobre la evidencia digital. ¿Por qué no se llevó el dispositivo que contenía la transmisión? ¿Por qué no se destruyó la información que podría incriminarla? Estas interrogantes son fundamentales para entender la cronología de los hechos y la posible planificación detrás del trágico evento.
La voz del presunto asesino también se ha convertido en un punto de análisis. Un peritaje acústico podría revelar detalles que vinculen a Erika con el crimen, a pesar de que ella intenta ocultar su identidad. El forense asegura que, aunque se modifique la voz, siempre habrá características que la delaten.
La situación es crítica y el tiempo corre. La atención se centra ahora en la investigación y en cómo estos nuevos hallazgos pueden cambiar el rumbo del caso. La verdad sobre lo ocurrido en esa fatídica transmisión en vivo podría estar más cerca de lo que pensamos.