La Fórmula 1 se encuentra en medio de una tormenta perfecta tras la creciente insatisfacción hacia Mohammed Ben Sulayem, presidente de la FIA. Las últimas decisiones de Ben Sulayem, en particular las sanciones impuestas a los pilotos, han desatado un clamor unánime de desaprobación que podría marcar el fin de su mandato. La tensión alcanzó su punto álgido luego de un incidente en la carrera de Jeddah, donde Max Verstappen recibió una penalización de cinco segundos por un choque en la primera vuelta. La indignación del piloto neerlandés fue palpable, y su frustración se convirtió en un grito de desesperación por la falta de transparencia y coherencia en la gestión de la FIA.
Desde que asumió el cargo, Ben Sulayem ha sido objeto de críticas por imponer reglas cuestionables, como la prohibición de que los pilotos expresen opiniones personales o políticas sin aprobación previa. Esta actitud ha llevado a los competidores a sentir que la esencia del deporte se está desvaneciendo, convirtiéndolo en un circo. Las recientes renuncias de figuras clave dentro de la FIA, como Robert Reed y David Richards, destacan una creciente desconfianza en el liderazgo de Ben Sulayem, quien parece más interesado en controlar que en colaborar.
George Russell y otros pilotos han expresado su preocupación por la falta de comunicación y la creciente tensión entre la FIA y los equipos. La implementación de un código de conducta que penaliza el uso de lenguaje inapropiado ha encendido aún más los ánimos. Los pilotos, cansados de ser tratados como niños, exigen respeto y un entorno donde puedan competir sin temor a represalias.
El futuro de Ben Sulayem es incierto, y la presión para un cambio de liderazgo es palpable. Con voces como las de Lewis Hamilton y Verstappen pidiendo a gritos una reforma, la pregunta que todos se hacen es: ¿quién será el próximo en ocupar su lugar? Entre los nombres que suenan, Suzie Wolff se perfila como una candidata fuerte, prometiendo un enfoque más inclusivo y transparente. La Fórmula 1 está en un punto de inflexión, y el clamor por un cambio resuena más fuerte que nunca.