¡LO QUE VIVIÓ EL GUARDAESPALDAS FUE DESGARRADOR! Con tristeza, revela el trágico final de MIGUEL URIBE.


**¡Desgarrador testimonio del guardaespaldas de Miguel Uribe revela un oscuro entramado de negligencia y traición!**

En un impactante relato que ha dejado al país en estado de shock, el guardaespaldas que estuvo a solo medio metro de Miguel Uribe durante el atentado ha decidido romper el silencio y compartir su desgarradora experiencia. En un testimonio cargado de dolor y frustración, este hombre, que ha optado por permanecer en el anonimato, ha expuesto las alarmantes fallas en la seguridad que llevaron a la tragedia, arrojando luz sobre un sistema que, según él, abandonó a Uribe en un momento crítico.

El día del ataque comenzó como cualquier otro, pero pronto se transformó en un horror inimaginable. Con solo tres escoltas en vez de los siete habituales, el equipo se sintió vulnerable. “Nunca me había sentido tan expuesto”, confesó el guardaespaldas, quien relató cómo semanas de advertencias sobre amenazas y rutas inseguras fueron ignoradas por las autoridades. La sensación de que estaban siendo dejados solos se convirtió en una cruel realidad cuando un joven de apenas 15 años abrió fuego, impactando a Uribe y cambiando el curso de la historia.

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El relato es vívido y desgarrador. “Vi su cuerpo tambalearse, y antes de que tocara el suelo, ya estaba apuntando al atacante”, recordó, con lágrimas en los ojos. A pesar de la rápida respuesta del equipo, la tragedia ya estaba consumada. “Me arrodillé a su lado, le tomé la mano y aún recuerdo sus ojos. ‘Sabía que algo así iba a pasar’, me dijo”, compartió, revelando la angustia de un hombre que, a pesar de su entrenamiento, no pudo proteger a quien le había sido confiado.

El guardaespaldas no solo denuncia la falta de personal, sino que también critica la burocracia que rodea a las decisiones de seguridad. “Nos dejaron vulnerables, nos dejaron solos y lo peor es que nadie nos escuchó”, afirmó con desesperación. Las advertencias que había enviado días antes del atentado fueron desestimadas, y el día del ataque, la comunicación fue mínima. “Estábamos solos”, lamentó.

A medida que la historia se desarrolla, el guardaespaldas revela que lo que ocurrió no fue un simple accidente, sino una serie de decisiones negligentes que culminaron en un ataque predecible. “No fue un error, fue una traición”, enfatizó, sugiriendo que había fuerzas en juego que deseaban ver a Uribe silenciado. “Él sabía que había gente que no lo quería vivo”, añadió, dejando entrever un oscuro trasfondo de conspiración que podría estar detrás del ataque.

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La situación se agrava aún más cuando el guardaespaldas revela que recibió amenazas tras el atentado, lo que lo llevó a temer por su vida. “Me dijeron que guardara silencio por mi bien y el de mi familia”, aseguró, subrayando la presión que siente por hablar. A pesar de esto, su compromiso con la verdad lo impulsa a seguir adelante. “No quiero que esto se repita. Nadie más debería mirar a su protegido caer y preguntarse si podría haberlo evitado”, declaró con firmeza.

Mientras Miguel Uribe lucha por su vida en el hospital, el guardaespaldas se niega a ser silenciado. Ha decidido hablar para buscar justicia no solo para Uribe, sino para todos los que creen en la protección como un deber sagrado. “La verdad duele, pero libera”, concluyó, con la esperanza de que su testimonio sirva como un llamado a la acción y una advertencia sobre las fallas sistémicas que permitieron que esta tragedia ocurriera.

Este desgarrador relato no solo pone en tela de juicio la seguridad de los líderes políticos, sino que también plantea preguntas inquietantes sobre la responsabilidad y la integridad de aquellos que deben proteger a los más vulnerables. La voz del guardaespaldas resuena como un eco de advertencia, y su valentía al alzarla podría ser el primer paso hacia la justicia que tanto se necesita.