**Título: La Verdad Silenciada: ¿Por qué el Sicario que Atacó a Miguel Uribe no Puede Hablar?**
En un giro escalofriante de los acontecimientos, un video reciente ha desatado un torbellino de preguntas sobre el atentado contra el candidato presidencial Miguel Uribe. Las imágenes muestran a un sicario, reducido y herido, clamando por ser escuchado mientras es rodeado por un grupo de personas que, en lugar de ofrecerle ayuda, intentan silenciarlo con gritos e insultos. “Yo les digo quién fue”, asegura el joven, señalando a un individuo que llama “el man de la olla”, pero su voz se ve ahogada por la violencia del entorno.
El relato del periodista Daniel Coronel destaca la urgencia de este momento; la historia de Colombia está plagada de asesinatos de pistoleros que, al ser eliminados, han borrado las pistas que conducen a los verdaderos culpables. La secuencia de eventos es inquietante: el sicario, dispuesto a hablar, es golpeado por un hombre de seguridad que, en un acto de violencia innecesaria, parece querer evitar que revele información crucial.
Las imágenes, capturadas por un testigo, revelan un ambiente de caos y agresión, donde la verdad parece estar en peligro. ¿Por qué un miembro de seguridad opta por golpear a un hombre que ya está inmovilizado? ¿Qué hay detrás de la decisión de silenciar al joven que, en medio de la confusión, intenta dar “los números” que podrían llevar a los responsables del ataque?
La comunidad exige respuestas. La captura del sicario no solo es un acto de justicia, sino una oportunidad para desentrañar una red de complicidades que, históricamente, ha mantenido a los verdaderos autores intelectuales en la sombra. La pregunta persiste: ¿quién se beneficia del silencio, y a qué costo? Las autoridades deben actuar con rapidez y transparencia para asegurar que la verdad no sea enterrada una vez más.