La esposa de Miguel Uribe, María Claudia Tarazona, hace un llamado urgente a la nación: ¡más oración por el senador y precandidato presidencial, quien se encuentra en estado crítico tras un atentado! La situación es extremadamente grave y la comunidad se une en un clamor de esperanza y fe.
Desde la Fundación Santa Fe en Bogotá, donde Uribe lucha por su vida, se han congregado miles de colombianos, algunos viajando desde lejos, para elevar sus plegarias. “¡Fuerza, Miguel! ¡Fuerza!”, gritan los presentes, mientras Tarazona, con lágrimas en los ojos, pide que no cesen las oraciones por su esposo. La angustia es palpable; cada minuto cuenta en esta batalla que se libra en la unidad de cuidados intensivos.
La condición del senador sigue siendo crítica, con un pronóstico reservado. Su padre, Miguel Uribe Londoño, confirma que aunque su hijo enfrenta un desafío monumental, su cuerpo se mantiene estable. “Vamos a seguir orando”, dice, invitando a todos los colombianos a unirse en esta lucha. La solidaridad es abrumadora, y la comunidad se aferra a la esperanza de un milagro.
La Escuela de Negocios de Harvard, donde Uribe estudió, también se ha unido al clamor. Recuerdan su paso por las aulas y la profunda visión que tiene sobre el futuro de Colombia. La tragedia ha unido a la nación en un solo grito: ¡no más violencia política!
En medio del dolor, historias de fe y perseverancia emergen. Un hombre llegó en bicicleta desde San Gil, recorriendo 314 kilómetros para estar presente y elevar sus oraciones. “Vengo a pedir por su salud y la armonía de su familia”, dice con determinación.
La lucha de Miguel Uribe Turbay es también la lucha de Colombia. La esperanza sigue viva y la comunidad se aferra a ella, esperando que la noticia que todos anhelan llegue pronto. ¡La vida de un líder está en juego y el país está con él!