Las autoridades colombianas han intensificado la búsqueda de alias “El Costeño”, considerado la pieza clave detrás del reciente atentado contra el precandidato presidencial Miguel Uribe. La recompensa de 300 millones de pesos ofrecida por su captura subraya la urgencia de la situación, ya que las investigaciones apuntan a una conexión directa con las disidencias de las FARC lideradas por Iván Márquez.
El ataque, perpetrado el pasado 7 de junio en Bogotá, ha dejado a la nación en vilo. Fuentes cercanas a la investigación indican que las disidencias estarían detrás del atentado, lo que ha elevado la preocupación sobre la seguridad en el país. La joven Catherin Andrea Martínez, detenida tras el ataque, ha revelado información crucial sobre la red de sicarios involucrada, sugiriendo que “El Costeño” no solo es un líder criminal, sino también un estratega que ha logrado evadir la captura.
La policía ha confirmado que la joven fue infiltrada en el grupo y que su testimonio ha sido fundamental para desentrañar la trama. Se ha hablado de un pago prometido de 100 millones de pesos por su participación, aunque se teme que los pagos nunca se materializaron, un patrón común en estas organizaciones criminales.
Las conexiones entre “El Costeño” y otros personajes del crimen organizado, así como su posible fuga del país, han llevado a las autoridades a redoblar esfuerzos. La situación es crítica y la presión sobre los organismos de seguridad aumenta a medida que se revelan más detalles sobre la complejidad de esta red delictiva.
La comunidad internacional observa con preocupación, mientras el país se enfrenta a un resurgimiento de la violencia. La pregunta que todos se hacen es: ¿lograrán las autoridades capturarlo antes de que cause más estragos? La respuesta podría definir el futuro político de Colombia en un momento de incertidumbre.