¡URGENTE! La Corte Suprema de EE. UU. ha estallado en un caos inesperado tras una decisión que ha dejado a medio país en estado de shock. En un giro legal que nadie vio venir, la jueza Amy Coney Barrett, nombrada por Trump, ha cruzado líneas y votado junto a los liberales en un caso crucial que podría cambiar el destino de millones. Este evento ha desencadenado la furia del expresidente, quien esperaba lealtad de los jueces que él mismo colocó en el poder.
La controversia se desató cuando la corte decidió que no se puede discriminar a las escuelas religiosas al permitirles acceder a fondos públicos, desafiando así la separación entre iglesia y estado. Pero el verdadero escándalo ocurrió durante un caso sobre más de 2,000 millones de dólares en ayuda humanitaria que Trump intentó bloquear antes de dejar la Casa Blanca. En una sorprendente votación, cinco jueces, entre ellos Barrett y el presidente de la corte, John Roberts, se unieron a los liberales para asegurar que los pagos se realizaran.
La reacción del juez Samuel Alito fue explosiva; visiblemente furioso, describió la decisión como una traición y una humillación pública. La corte, que debería actuar con transparencia, ha utilizado el controvertido “Shadow Docket”, un método que permite decisiones urgentes sin explicaciones públicas, dejando a la nación preguntándose sobre la verdadera naturaleza de la justicia en EE. UU.
Con una confianza pública en la corte en su punto más bajo desde los años 70, el futuro de la justicia está en juego. ¿Es esta la señal de un cambio en un sistema considerado como un bastión de imparcialidad? La tensión en el tribunal se siente como un campo de batalla, donde las decisiones que afectan a millones se toman en la oscuridad. La población exige respuestas. ¡La crisis está aquí y el tiempo se agota!