**¡Castañeda Paralizado! La Pregunta de Harfuch que Sacudió el Debate en Tercer Grado**
En una noche que prometía ser un enfrentamiento intelectual, Jorge Castañeda, el exdiplomático y analista político, llegó a los estudios de Imagen Televisión con la intención de desmantelar la estrategia de seguridad del gobierno actual. Sin embargo, lo que no anticipó fue la devastadora pregunta que le lanzó Omar García Harfuch, exsecretario de Seguridad Ciudadana, que lo dejó en un silencio abrumador frente a millones de televidentes.
Castañeda, armado con estadísticas y argumentos que criticaban la falta de confrontación militar con el narcotráfico, se sintió seguro de su posición. Su estrategia se basaba en acusar al gobierno de cobardía, sugiriendo que la ausencia de guerra abierta era una capitulación ante el crimen organizado. Pero Harfuch, con una preparación meticulosa, tenía un as bajo la manga: un análisis profundo de las contradicciones en las posiciones de Castañeda a lo largo de los años.
Cuando llegó el momento crucial, Harfuch, con una calma implacable, formuló su pregunta: “Si usted critica la estrategia actual por evitar la confrontación militar, ¿cómo explica que durante la administración anterior, cuando se implementó esa misma estrategia, usted fue uno de sus críticos más severos?” La pregunta resonó en el estudio, dejando a Castañeda atrapado en su propia retórica.
El exdiplomático, que había llegado con la confianza de un académico, se vio obligado a enfrentar sus propias palabras. Su respuesta fue evasiva, y el silencio que siguió fue palpable. Las redes sociales estallaron con reacciones, mientras el hashtag #CastañedaParalizado se volvía tendencia, reflejando la incredulidad de los espectadores ante la incapacidad de Castañeda para defender su posición.
Esta confrontación no solo expuso las contradicciones de Castañeda, sino que también subrayó la importancia de la coherencia intelectual en el debate político. Harfuch, con su enfoque directo y fundamentado, demostró que la experiencia operativa puede ser más poderosa que la retórica académica. La noche terminó con un Castañeda visiblemente desestabilizado, dejando claro que, en el juego del debate, la verdad puede ser un arma devastadora.