Un nuevo accidente sacude el parque donde Juliana Marins perdió la vida en Indonesia. Menos de 24 horas tras la reapertura de la peligrosa senda del Monte Rinjani, un turista malasio sufrió una caída de 200 metros y tuvo que ser rescatado con vida. Este trágico suceso reabre las heridas de la familia de Juliana, quien falleció en circunstancias desgarradoras el fin de semana pasado.
La joven publicitaria brasileña de 26 años se encontraba en una aventura por Asia cuando, en el segundo día de su travesía, se detuvo a descansar y fue dejada atrás por su grupo. Tras una búsqueda que se prolongó por más de 90 horas, los rescatistas finalmente la encontraron sin vida, con múltiples fracturas y hemorragias internas, según el informe forense. La familia acusa a los servicios de emergencia indonesios de negligencia, demandando justicia por la muerte de Juliana, quien no recibió asistencia adecuada a tiempo.
El impacto de esta tragedia es profundo, y los ecos de la muerte de Juliana resuenan en el corazón de su familia, que aún lucha por repatriar su cuerpo. Su padre se encuentra en Indonesia gestionando los trámites necesarios, mientras que la comunidad brasileña se une en un clamor por respuestas y mejoras en los protocolos de rescate en áreas de difícil acceso.
Este nuevo accidente en el Monte Rinjani pone de manifiesto la peligrosidad de la ruta, que atrae a turistas con su belleza escénica, pero que esconde un riesgo inminente. La pregunta que queda en el aire es: ¿cuántas tragedias más deben ocurrir antes de que se tomen medidas efectivas para garantizar la seguridad de quienes se aventuran en estas montañas? La presión aumenta, y la comunidad espera respuestas urgentes.