La violencia contra Valeria Márquez, de 23 años, no cesa ni después de su trágica muerte. La joven fue asesinada brutalmente mientras transmitía en vivo en TikTok la semana pasada en Guadalajara, un hecho que ha desatado una ola de indignación y repulsión en la sociedad. Sin embargo, lo que ha sorprendido aún más es la reacción misógina que ha emergido en redes sociales, donde su imagen y su tragedia han sido objeto de burlas y comentarios degradantes.
El feminicidio de Valeria, una vida truncada, ha sido seguido por una serie de comentarios horrendos y memes que trivializan su muerte. La psicoterapeuta Fabiola Anaya ha señalado que esto refleja una alarmante desconexión de la empatía en nuestra sociedad. “La falta de consideración hacia Valeria y sus seres queridos es preocupante”, afirmó Anaya. Mientras se emitían juicios sobre su vida y decisiones, muchos optaron por reírse y sexualizar su cuerpo, incluso después de su muerte.
Este fenómeno, catalogado como “necrofilia simbólica”, expone una realidad aterradora: el cuerpo de la mujer sigue siendo objeto de burla y deshumanización, incluso tras haber perdido la vida. “Esto no es un caso aislado; es un grito desesperado de una sociedad que ha normalizado la violencia y la misoginia”, advirtió Anaya.
El hecho de que Valeria estuviera en un espacio que debería ser seguro, como su lugar de trabajo, resalta la urgencia de cuestionar la cultura que permite que las mujeres sean vistas como culpables por sus decisiones, en lugar de responsabilizar a los agresores. “La vida de una mujer no debería costar nada, pero en México, la violencia es una realidad diaria”, concluyó Anaya.
La indignación por este caso no debe ser efímera. Es un llamado a la acción y a la reflexión sobre cómo tratamos a las víctimas y qué tan lejos hemos llegado en la lucha contra la violencia de género. La sociedad exige justicia, no solo para Valeria, sino para todas las mujeres que han sido silenciadas.