**Título: Rubby Pérez murió hace 6 días, ahora su hijo oculto rompió su silencio**
La música del merengue se tiñó de luto tras la inesperada muerte de Rubby Pérez, un ícono del género, hace seis días. Hoy, su hijo oculto, Carlos Rafael Pimentel, ha decidido romper el silencio y desnudar la otra cara del famoso artista, revelando un lado profundamente humano y doloroso que el mundo desconocía.
Desde un rincón sombrío, Carlos relata con voz entrecortada cómo su padre, conocido por su potente voz y carisma en el escenario, era un hombre marcado por cicatrices emocionales y secretos. “Me decía todas las noches: ‘Mami, te amo’”, confiesa, mientras el nudo en su pecho se hace evidente. Durante años, la vida de Rubby fue un constante vaivén entre el éxito y el sufrimiento. Un accidente trágico a los 15 años le robó su sueño de ser pelotero, llevándolo a un camino inesperado en la música.
“Fue en un hospital, entre el dolor y la soledad, donde la música le salvó la vida”, dice Carlos, resaltando cómo su padre, postrado y sin rumbo, encontró en un coro de iglesia su redención. Pero esta no es solo una historia de fama; es un relato de amor, pérdida y sacrificio, donde los aplausos nunca fueron suficientes para llenar el vacío dejado por los que se fueron.
Rubby Pérez, cuyo verdadero nombre era Roberto Antonio Pérez Herrera, dejó un legado musical imborrable, pero también un legado familiar marcado por ausencias y reconciliaciones. Carlos, el hijo que nunca fue reconocido públicamente, ahora se encuentra en la encrucijada de honrar a su padre mientras lidia con la tristeza de un amor no correspondido en vida.
La voz que una vez resonó en los escenarios más grandes del mundo ahora suena en el corazón de un hijo que busca la verdad en medio del duelo. En este homenaje póstumo, el legado de Rubby Pérez se transforma, recordándonos que detrás de cada artista hay una historia profundamente humana que merece ser contada.