En un impactante suceso que ha sacudido a México, Valeria Márquez, una joven influencer de 23 años, fue asesinada en vivo durante una transmisión de TikTok en su salón de belleza en Zapopan. Mientras sus seguidores la observaban, un hombre encapuchado irrumpió en el local, le preguntó si era Valeria y, en un instante de horror, disparó tres veces, acabando con su vida ante miles de espectadores.
El crimen, que ocurrió el 13 de mayo de 2025, ha desatado una ola de indignación y especulación. Las redes sociales se inundaron de teorías sobre un posible feminicidio agravado, con la Fiscalía de Jalisco investigando el caso. Sin embargo, la situación se complica: Valeria había hecho una inquietante advertencia en uno de sus últimos lives, diciendo: “Si me pasa algo, ya saben quién fue”.
Las sospechas se centran en un exnovio llamado “LJ”, un hombre con un perfil enigmático y conexiones potencialmente peligrosas. Mensajes filtrados indican que Valeria había estado bajo amenazas y control, pero su círculo íntimo también se encuentra bajo la lupa. Su mejor amiga, Vivien, y una empleada del salón, Erika, han sido señaladas por sus comportamientos sospechosos antes y después del ataque, incluyendo un inquietante mensaje que Vivien le envió a Valeria justo antes del asesinato.
La investigación ha revelado que el salón había sido amenazado por una célula criminal semanas antes del asesinato, lo que añade una nueva capa de complejidad al caso. La jefa de gobierno, Claudia Shainbound, ha exigido que se llegue al fondo de este crimen que trasciende lo personal y toca los hilos del crimen organizado.
Mientras el país entero exige justicia, la pregunta que resuena es: ¿quién realmente quería muerta a Valeria Márquez? Este caso no solo ha expuesto la violencia de género en México, sino que ha revelado una red de complicidades y traiciones, un laberinto de sombras que ahora debe ser desentrañado. La muerte de Valeria no fue solo un asesinato; fue un mensaje que todos debemos escuchar.