Toño Rosario, la leyenda del merengue, ha roto el silencio a sus 69 años, dejando a sus seguidores en estado de shock. En un revelador video, el artista comparte detalles oscuros y conmovedores de su vida, desde su infancia marcada por la pobreza hasta su ascenso a la fama internacional. “Yo perdí mi penhow, perdí mi villa, perdí mi homel”, son palabras que reflejan no solo su lucha personal, sino también el sacrificio de una familia que enfrentó enormes adversidades.
Nacido el 3 de noviembre de 1955 en un pequeño rincón de República Dominicana, Toño creció en un hogar con 16 hermanos, donde el amor por la música floreció en medio de la escasez. Con risas y recuerdos nostálgicos, recuerda cómo su madre les enseñó a improvisar instrumentos con objetos cotidianos, convirtiendo su hogar en un verdadero santuario musical. Sin embargo, el camino hacia el estrellato no fue fácil. A través de los años, la familia Rosario enfrentó hambre y penurias, pero nunca perdió la esperanza.
La tragedia golpeó en 1983 con la muerte de su hermano Pepe, un pilar en su vida y carrera. “Cuando vi que mi hermano cayó, me volví loco”, recuerda Toño, visiblemente afectado. A pesar de este dolor, la música se convirtió en su salvación. En un giro inesperado, fue invitado a Nueva York, donde su talento brilló y su carrera despegó como solista.
Hoy, Toño revela su vida personal, sus relaciones y su evolución artística. “Siempre he querido romper con todo lo establecido”, dice, reafirmando su autenticidad. Su estilo único, su carácter audaz y su capacidad de adaptarse a nuevos géneros lo han mantenido relevante en la música.
El impacto de Toño Rosario trasciende la música; su historia es un testimonio de resiliencia y pasión. Con su voz aún resonando en el corazón de muchos, el artista se establece como un ícono que continua desafiando las expectativas y dejando una huella imborrable en la cultura tropical.