En un suceso aterrador que ha dejado a México en estado de shock, cinco miembros del Grupo Fugitivo, una popular banda de música originaria de Reynosa, fueron asesinados tras ser secuestrados mientras se dirigían a una fiesta privada. La tragedia ocurrió la noche del 25 de mayo, cuando los músicos fueron interceptados en su camino hacia el evento en la colonia Riveras del Río. Tras 70 horas de angustiosa búsqueda, las autoridades confirmaron el hallazgo de sus cuerpos, generando una ola de protestas y exigencias de justicia por parte de familiares y amigos.
Los integrantes de la banda, con edades comprendidas entre los 20 y 40 años, eran reconocidos por sus baladas y corridos. En el vehículo viajaban Francisco Vázquez Osorio, Víctor Garza Cervantes, Nemesio Durán Rodríguez, Francisco Morales Martínez y su representante Liván Solís, quienes perdieron la vida en un acto violento que ha sido atribuido al Cartel del Golfo, específicamente a la facción de Los Metros. La Fiscalía del Estado ha detenido a nueve personas en relación con el caso, pero las familias de las víctimas exigen respuestas claras y justicia.
Lo más desconcertante es el testimonio de Carlos González, el vocalista principal, quien se salvó al no acompañar al grupo esa fatídica noche. Su declaración podría contener las claves para entender el motivo detrás de este ataque brutal. Aunque se ha sugerido un posible altercado relacionado con celos y rivalidades territoriales, las autoridades aún no han confirmado esta línea de investigación.
El clamor por justicia crece, y las familias de los músicos insisten en que no cesarán en su búsqueda de respuestas. La indignación es palpable, y el eco de la violencia se siente en cada rincón de Reynosa. Mientras el país observa, el destino del Grupo Fugitivo se ha convertido en un símbolo de la lucha contra la impunidad y el terror que azota a México.