El nuevo aeropuerto Jorge Chávez, inaugurado este domingo 1 de junio, promete modernidad y eficiencia, pero se enfrenta a serios problemas de acceso que podrían empañar su brillante inicio. Tras 65 años de espera y múltiples postergaciones, el aeropuerto, que recibió su primer vuelo internacional desde Madrid, comenzó sus operaciones con gran entusiasmo. Sin embargo, la alegría se ve opacada por la frustración de los pasajeros que intentan llegar a estas modernas instalaciones.
El primer día de operaciones fue un despliegue de actividad, con 250 vuelos y la llegada de 30,000 pasajeros. A pesar de contar con tecnología de seguridad de vanguardia y cómodas salas de espera, los problemas de acceso son alarmantes. La Defensoría del Pueblo ha realizado una inspección y ha encontrado fallas significativas en la señalización y las rutas de ingreso. Los conductores se enfrentan a confusión al intentar encontrar el camino hacia el aeropuerto, y muchos no saben dónde estacionar.
Los usuarios deben prepararse para tiempos de viaje mucho más largos de lo habitual, especialmente aquellos que provienen de distritos como Miraflores o San Isidro, donde el trayecto podría extenderse por más de dos horas debido al tráfico caótico en las avenidas Foset y Morales Duárez. Este nuevo aeropuerto, que debería ser un símbolo de progreso, se convierte en un desafío logístico para quienes buscan volar.
Las autoridades reconocen que las deficiencias en el acceso no se resolverán en el corto plazo, lo que genera preocupación entre los viajeros. Mientras los pasajeros comparten sus experiencias y expectativas, queda claro que, aunque el nuevo aeropuerto Jorge Chávez brinde instalaciones de primer nivel, su éxito dependerá de la pronta solución a los problemas de acceso que hoy ensombrecen su brillante inauguración.