Los artistas desaparecieron el domingo 25 de mayo de 2025, tras presuntamente asistir a un concierto privado en Riberas, Reynosa.
El asesinato de cinco integrantes del Grupo Fugitivo, famosa banda mexicana de corridos y cumbia, ha dado un giro sorprendente. Los familiares de las víctimas han rechazado la versión oficial de la Fiscalía de Tamaulipas e insisten en que los músicos siguen desaparecidos.
Esta información fue revelada inicialmente por el periódico El Tiempo de Bogotá, tras obtener testimonios cruciales de personas cercanas.
Los artistas desaparecieron el domingo 25 de mayo de 2025, tras presuntamente asistir a un concierto privado en Riberas de Rancho Grande, Reynosa. Cuatro días después, las autoridades anunciaron el hallazgo de cinco cuerpos calcinados y la captura de nueve presuntos miembros del Cártel del Golfo, identificados como responsables.
Sin embargo, los familiares afirman que nunca fueron informados oficialmente del hallazgo y que solo se enteraron a través de redes sociales y medios de comunicación, incluido El Tiempo de Bogotá. También afirman que no se realizaron pruebas de ADN concluyentes y que lo que se encontró no fueron cuerpos completos, sino fragmentos.
Dudas, inconsistencias y un sobreviviente
Un familiar de Víctor Manuel Garza, uno de los músicos, declaró a Univisión que “las autoridades no han confirmado nada con evidencia científica. Ninguno de los cuerpos ha sido identificado ni se ha verificado el ADN”. Añadió que solo después de una conferencia de prensa oficial se tomaron muestras de sus familiares para la identificación genética.
El caso también tuvo un giro inquietante: un pandillero, Carlos González, sobrevivió porque llegó tarde. Pero, según sus allegados, se ocultó y no proporcionó información.
Le preguntamos y dijo que no sabía nada, que llegó tarde y no vio a nadie. No hemos sabido nada de él desde entonces”, declaró el familiar.
A pesar del comunicado de la fiscalía sobre el secuestro seguido de asesinato, las familias insisten en que la versión oficial está llena de lagunas y contradicciones. “Seguimos buscando. No nos detendremos”. Nada nos dice que estén muertos”, declararon.
El periódico El Tiempo de Bogotá ha seguido de cerca el caso, destacando las fallas en la comunicación oficial con las víctimas y la falta de pruebas concluyentes.