Una sombra oscura se cierne sobre el cine mexicano tras el trágico hallazgo de un patrón escalofriante: 13 icónicas figuras de la época dorada del cine perdieron la vida en la década de 1970, y sus muertes parecen estar conectadas por una extraña coincidencia. En un periodo donde el glamour y el terror se entrelazaban, el telón de luces y alfombras rojas se tornó en un escenario de sepelios que marcaron la historia del entretenimiento.
Desde la talentosa Gloria Castillo, quien falleció a los 45 años víctima de un raro cáncer, hasta la emblemática Ema Roldán, cuyo infarto el día de su cumpleaños dejó al público en estado de shock, cada partida dejó una huella imborrable. La muerte de actores como Agustín Isunza y Gordo Alvarado pasó casi desapercibida, un eco sombrío de una industria que temía ser la siguiente en caer.
La censura, las tragedias personales y un sinfín de rumores alimentaron la narrativa de estos decesos. Julio Bracho, un director innovador, se ahogó en la depresión tras la prohibición de su obra, mientras Paco Malgesto, pionero de la televisión, dejó un vacío al morir repentinamente. Las desapariciones de estas estrellas no solo marcaron el fin de una era, sino que también revelaron un sistema que se negaba a dejar brillar a sus más grandes talentos.
Historias de muertes misteriosas y coincidencias inquietantes reverberan en el aire: Jacaranda Fernández, que cayó desde un tercer piso en circunstancias oscuras, y Arriolita, cuyo deceso sigue envuelto en el misterio. La industria del entretenimiento, que solía ser un refugio de sueños, se transformó en un terreno de tragedias y secretos.
Hoy, mientras recordamos a estos íconos, nos preguntamos: ¿qué sombra acecha al cine mexicano y qué lecciones quedan de estas trágicas coincidencias? La década de 1970 no solo se recuerda por su esplendor, sino también por la oscuridad que la envolvió.