Colombia vive momentos de angustia tras el brutal atentado a balazos sufrido por el senador Miguel Uribe Turbay, aspirante a la presidencia por el partido Centro Democrático. El ataque ocurrió el sábado en un concurrido acto público en un barrio popular de Bogotá, donde Uribe fue impactado por al menos tres disparos. Su estado es crítico, pero estable, tras ser sometido a una cirugía de urgencia en una clínica privada.
Más de 100 agentes de la Policía Nacional y miembros de la Fiscalía General de la Nación están trabajando sin descanso para esclarecer los hechos. Un adolescente de 15 años, quien resultó herido en un intercambio de disparos con los escoltas del senador, ha sido detenido y es considerado el principal sospechoso del ataque. Las autoridades aún investigan quiénes podrían ser los autores intelectuales detrás de este violento acto.
El ministro de Defensa, Iván Velázquez Gómez, advirtió que el menor podría haber sido manipulado por redes criminales, lo que intensifica las alarmas sobre la seguridad en el contexto preelectoral colombiano. En respuesta a esta grave situación, el presidente Gustavo Petro y altos mandos de seguridad se han reunido para implementar medidas urgentes que refuercen la protección de figuras políticas en el país.
El alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, confirmó que Uribe ha superado la primera intervención quirúrgica, pero las próximas horas son cruciales para su recuperación. El atentado ha generado una ola de condenas a nivel internacional, con gobiernos de Estados Unidos y México expresando su solidaridad.
Miguel Uribe, de 39 años, proviene de una familia con una profunda trayectoria política y ha sido concejal y secretario de gobierno de Bogotá. Su reciente anuncio de postularse a la presidencia en 2026 ha elevado las preocupaciones sobre la seguridad de los líderes políticos en un clima electoral cada vez más tenso. La nación observa con preocupación el desenlace de este ataque que marca un capítulo sombrío en la política colombiana.