En un giro impactante en el caso del asesinato de Valeria Márquez, la figura de Erika, su amiga y testigo, ha cobrado una nueva dimensión tras la reciente entrevista con la química forense Lali Miranda. Este crimen ha dejado a la comunidad en shock, y las preguntas sobre la culpabilidad de Erika se multiplican. ¿Realmente disparó? ¿Por qué no se le realizó la prueba de parafina para detectar residuos de pólvora?
Lali Miranda expone que el Gunshot Residue (GSR) es crucial en investigaciones como esta. La falta de una prueba en las primeras horas tras el crimen plantea serias dudas sobre la investigación policial. Erika, la única presente en el momento del ataque, debería haber sido considerada sospechosa de inmediato. Sin embargo, las autoridades no actuaron con la diligencia necesaria, lo que ha suscitado críticas sobre su manejo del caso.
La entrevista revela que la ausencia de evidencia, como el celular de Valeria, que fue apagado por Erika, es alarmante. La falta de cámaras de seguridad y la decisión de no recoger elementos clave de la escena del crimen han sumido a este caso en un mar de incertidumbre. Miranda destaca que la recolección de evidencia es vital en las primeras 48 horas, y la aparente negligencia de las autoridades podría costar la resolución del caso.
A medida que la comunidad exige respuestas, el clamor por justicia se intensifica. La falta de claridad en la investigación deja a muchos preguntándose si Valeria se convertirá en otra estadística de impunidad. La lucha por la verdad continúa, y la presión sobre las autoridades para que actúen con transparencia y eficacia es más urgente que nunca. La historia de Valeria Márquez no debe ser olvidada, y su legado merece justicia.