Toque de queda, tensión entre Trump y Newsom, y más sobre las protestas en Los Ángeles.


**Toque de queda y despliegue militar marcan las protestas en Los Ángeles**

Los Ángeles se encuentra en el epicentro de una crisis social tras el despliegue de miles de tropas de la Guardia Nacional y Marines por parte del presidente Donald Trump, en un intento de controlar las manifestaciones que han estallado en la ciudad. A medida que las protestas se intensifican, la alcaldesa Karen Bass ha impuesto un toque de queda desde las 8 de la noche hasta las 6 de la mañana, como medida para restaurar el orden en el centro de la ciudad.

La situación ha escalado rápidamente, con más de 197 personas arrestadas en la última noche, muchas de ellas por desobedecer órdenes de dispersión. La tensión entre las autoridades locales y el gobierno federal se ha intensificado, con el gobernador de California, Gavin Newsom, criticando la militarización de las calles y advirtiendo que la intervención federal está traumatizando a la comunidad en lugar de protegerla. “No queremos que nuestras calles estén militarizadas”, afirmó Newsom, añadiendo que las tropas desplegadas están entrenadas para combatir en el extranjero, no para imponer orden en casa.

Las protestas, que comenzaron como manifestaciones pacíficas, se han visto empañadas por actos de vandalismo, lo que ha llevado a las autoridades a tomar medidas más severas. Durante una conferencia de prensa, el fiscal del distrito de Los Ángeles, Nathan Hackman, anunció que se presentarían cargos contra aquellos que incurran en actos violentos, subrayando que la mayoría de los manifestantes están ejerciendo su derecho a la libertad de expresión.

Mientras tanto, el presidente Trump ha defendido su decisión de enviar tropas, alegando que es necesario para combatir lo que él describe como una “invasión” y un “asalto a la paz”. Sin embargo, críticos argumentan que su enfoque es más teatral que efectivo, y que la militarización de las calles solo exacerba la situación.

A medida que se desarrolla esta crisis, la comunidad de Los Ángeles se enfrenta a un futuro incierto, con la esperanza de que la calma pueda ser restaurada sin más violencia ni represión. Las autoridades locales continúan evaluando la situación, mientras la población permanece en estado de alerta.