Linda Peretz revela cómo enfrenta la vida a sus 83 años.


**Título: La Vitalidad de Linda Peretz: A los 83 Años, La Vida es Solo el Comienzo**

En un mundo donde la juventud a menudo se idolatra y la vejez se teme, Linda Peretz, a sus 83 años, desafía todas las expectativas y nos recuerda que la vida es un viaje interminable de autodescubrimiento y alegría. En una reciente entrevista, Peretz compartió su filosofía de vida, que combina aceptación, energía y una inquebrantable voluntad de vivir plenamente cada momento.

Desde el primer instante en que se la escucha, la energía que emana de Linda es contagiosa. Con un tono vibrante, ella destaca la importancia de cuidar no solo el cuerpo, sino también el alma y la mente. “Hago todo lo que me venga bien para que me haga bien a la vida”, afirma con determinación, revelando su rutina de ejercicios y meditación que la mantiene activa y llena de vida. La artista no se limita a hablar de su edad; la abraza, pero sin dejar que la defina. “No creo en la edad”, dice, como si el tiempo fuera solo un número en un papel.

La pérdida de seres queridos ha marcado su vida, pero en lugar de dejarse vencer por la tristeza, ha encontrado en el amor de su hijo y en su propia resiliencia la fuerza para seguir adelante. “Estoy primigenamente sola”, confiesa, pero su voz resuena con una vitalidad que sugiere que la soledad no es un obstáculo, sino una oportunidad para reinventarse. “Yo me reinvento permanentemente”, afirma, y es evidente que esta filosofía la ha llevado a construir una vida rica y significativa.

Linda Peretz revela cómo enfrenta la vida a los 83 años: “Me reinvento permanentemente” | Caras

Linda comparte un consejo invaluable para aquellas mujeres que pueden sentirse desanimadas o atrapadas en la rutina: “Uno tiene que trabajar para que el resultado sea bueno”. Esta no es solo una llamada a la acción física, sino un recordatorio de que el trabajo interno es igualmente crucial. “Inventarse cosas”, dice, refiriéndose a la necesidad de cultivar una mentalidad positiva y creativa. “Me hago la nena, me hago la adolescente”, añade con una risa contagiosa, sugiriendo que la clave para mantener la juventud radica en la capacidad de jugar con la vida.

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La vitalidad de Peretz no es solo una cuestión de ejercicio físico; es un estilo de vida que desafía los límites de lo que significa envejecer. Al elegir un gimnasio alejado de su hogar, se asegura de caminar, de mantenerse activa y de aprovechar cada oportunidad para moverse. “A veces camino todo el trayecto, a veces tomo un taxi”, dice, revelando su enfoque flexible y adaptativo hacia la vida.

La historia de Linda Peretz es un testimonio inspirador de que la edad no es un impedimento, sino un capítulo más en la narrativa de la vida. Con una actitud que irradia optimismo, nos recuerda que cada día es una nueva oportunidad para vivir con plenitud y alegría. En un mundo que a menudo se siente apurado y superficial, su mensaje resuena con una claridad y una verdad que son difíciles de ignorar: nunca es tarde para disfrutar de la vida.