La reciente elección del Papa Leo XIV ha resonado profundamente en Perú, donde la población, tanto en el país como en el extranjero, se une para celebrar a su compatriota. El nuevo Pontífice, que ha pasado una gran parte de su vida en América del Sur, se ha presentado ante el mundo destacando sus raíces peruanas y su fluidez en español, un gesto significativo para los fieles de la región.
Desde Chiclayo, su antigua diócesis, el Papa Leo XIV ha comenzado a establecer un vínculo inmediato con los peruanos, enviando un mensaje claro de que no olvidará a su gente. “Él es el Papa, pero nunca olvidará a su pueblo en Perú”, afirmó el padre José Luis Menéndez, reflejando el sentir de muchos. Las reacciones han sido emotivas; una madre en Lima compartió su alegría, mientras que jóvenes y ancianos se reunían en la Catedral de Chiclayo para rendir homenaje a su héroe local.
Robert Prevost, un clérigo que ha dedicado gran parte de su vida al servicio en Perú, ha sido nombrado arzobispo de Chiclayo y es visto como un aliado cercano del Papa. Prevost, quien fue misionero en el país desde 1985, tuvo una relación cálida con el Papa Francisco, el primer pontífice de las Américas. “Es un hombre simple y profundo en su fe, pero también un gran trabajador”, comentó Prevost sobre Francisco.
La llegada de Leo XIV ha despertado esperanzas entre los peruanos, quienes esperan un papado caracterizado por la compasión y la reforma, similar al de su predecesor. En medio de celebraciones, la comunidad espera que el nuevo Papa continúe el legado de Francisco, enfocándose en los pobres y aquellos en la periferia de la sociedad. “Los corazones de todos los chiclayanos estarán abiertos para él”, afirmó una residente local, subrayando el amor y la esperanza que ahora inunda a Perú.