El senador colombiano Miguel Uribe Turbay, de 39 años, se encuentra en estado crítico tras ser víctima de un brutal atentado durante un acto de campaña en Bogotá. La conmoción se apodera de Colombia, reviviendo los fantasmas de una era marcada por la violencia política. Uribe, precandidato presidencial, recibió varios disparos, dos de ellos en la zona de la nuca, lo que ha generado una ola de indignación y preocupación en todo el país.
El ataque ocurrió en un momento en que el senador se dirigía a un grupo de ciudadanos. Las autoridades han arrestado a un menor de 15 años, presunto autor del ataque, quien también resultó herido en el incidente. La policía investiga la posible participación de otros individuos, mientras el presidente Gustavo Petro condenó el atentado y prometió una investigación exhaustiva para llevar ante la justicia a los responsables.
Miguel Uribe, proveniente de una familia política prominente y con un pasado familiar marcado por la violencia, ha sido un firme defensor de la seguridad y la unidad en Colombia. Los reportes médicos indican que ha sobrevivido a una cirugía cráneoencefálica, pero su estado sigue siendo grave. Su esposa ha pedido respeto durante este difícil momento, enfatizando que solo los médicos proporcionarán actualizaciones sobre su salud.
Este atentado no solo pone en tela de juicio la seguridad de los precandidatos presidenciales en un contexto electoral que se aproxima, sino que también resalta la creciente polarización política en Colombia. Analistas advierten que la violencia contra líderes políticos podría ser un indicativo de tiempos oscuros que muchos pensaban superados. El país exige respuestas y una desescalada de las tensiones que amenazan con desestabilizar aún más la ya frágil paz social. La situación es crítica y el futuro político de Colombia pende de un hilo.