Un niño sicario de 14 años, identificado como Juan Sebastián Rodríguez, desató el caos en el barrio Modelia de Bogotá al intentar asesinar al precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay. Durante un discurso sobre oportunidades laborales, Uribe fue impactado por al menos tres disparos en la cabeza, un acto que ha dejado a la sociedad colombiana en estado de shock. El ataque ocurrió el sábado 7 de junio, mientras el político se dirigía a una audiencia de potenciales votantes, en medio de un ambiente de creciente tensión electoral.
La escena se tornó caótica cuando, tras el ataque, el niño, que se encontraba rodeado de personas, intentó escapar disparando a los escoltas de Uribe. A pesar de haber recibido un balazo en la pierna durante el intercambio de disparos, logró huir por las calles de Modelia, arma en mano. Finalmente, fue capturado por la policía, que le brindó atención médica en la Clínica Colombia.
Juan Sebastián, un menor huérfano de madre y con un padre ausente en Europa, no estaba inscrito en ningún colegio. Su historia refleja un trágico fenómeno de violencia juvenil en Colombia, donde la utilización de menores como sicarios se ha convertido en un problema alarmante. La pregunta que todos se hacen es: ¿quién está detrás de este intento de magnicidio? El menor, al ser detenido, insinuó que tenía información sobre los responsables, pero los detalles siguen siendo confusos.
El ataque ha suscitado un debate intenso sobre la normalización de la violencia en el país y la grave crisis social que permite que un niño sea usado como instrumento de muerte. La sociedad colombiana observa con horror cómo la vida de un joven se ha entrelazado con el crimen, dejando al país en un estado de incertidumbre y miedo. Las autoridades deben actuar con rapidez y determinación para desentrañar esta red de violencia que afecta a las generaciones más jóvenes.